El truco para ahorrar de… José Carlos Cámara

Él es…
José Carlos Cámara.

Y nos propone para mejorar nuestra economía doméstica que «Sistematicemos»:

SIS-TE-MA-TI-ZAN-DO

Dentro de toda la montaña de conflictos en los que nos vemos involucrados a diario, procuro distinguir entre unos pocos aspectos estructurales, que hay que cuidar, y todos los demás, que me parecen accesorios. Por establecer una comparación muy sencilla, es más importante compartir con tu mujer unas bases de convivencia que preocuparte por el título de la película que vamos a ver este fin de semana. Siendo algo tan simple, tendemos a confundirnos demasiado a menudo.

Aplicando el comentario anterior a la economía, tanto doméstica como profesional, he registrado los gastos corrientes de cada mes, con un número al lado, que indica su importancia en orden inverso. Así, ante una caída de los ingresos, tendría la capacidad de amoldarme a la medida de cada situación. Por ejemplo, ¿en qué momento tendría que darme de baja del seguro médico? Como es natural, ahí entran las prioridades de cada uno. Afortunadamente, he establecido varios ‘anillos de defensa’ antes que verme en la situación de entregar la casa al banco.
He elegido ganarme la vida sacando adelante mi propia empresa, por lo que en mi caso existe una gran permeabilidad entre gastos, ingresos y demoras en los cobros con la aventura de llegar a final de mes. Así que en ambos casos procuro mantener un grado de liquidez suficiente para sortear aquellos meses en los que la actividad se reduce.
Insisto en esa distinción entre lo importante y lo residual apuntando un aforismo alemán, que más o menos viene a decir no soy tan rico como para comprar algo tan barato’. Hace algún tiempo, me empeñé en solucionar un problema con el ordenador, mi principal herramienta de trabajo, buscando piezas de recambio o pagando pequeñas reparaciones para superar sus defectos de fabricación. Convencido como estaba con cada cambio de que iba a dar con la solución definitiva, me costó reparar en que, con lo invertido, podía haberme hecho con un equipo nuevo, salvando además una cantidad ingente de tiempo. Cuando decidí tirar ese instrumento inservible, me hice con lo mejor del mercado, dada la importancia que tiene dentro de mi negocio. En cinco años no he sufrido ningún problema, gasto ni, sobre todo, disgustos adicionales.
Querría establecer una última distinción entre el consumo razonable y la obscenidad de ir exhibiendo nuestra última adquisición. Como dice el título de este blog, podré tener peor coche que el vecino, pero no olvido compensar el esfuerzo invertido en trabajo y ahorro con una cena o unas vacaciones reconfortantes.

Si quieres compartir tus ideas y malabares en tu economía doméstica, al igual que José Carlos, ganarás un fin de semana en un Spa si tu post es el más leído del año. Participa pinchado en la siguiente declaración de intenciones: 


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