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Monetizar el conocimiento

Eric Bernard es un amigo apasionado por el tema de la gestión del conocimiento. Aquí os dejo un artículo que ha escrito para nosotros, sobre el tema de cómo monetizar el conocimiento.

I – El micro conocimiento y las plataformas de micropago

2Cualquier conocimiento hoy en día, entendido como información que puede resultar de utilidad para otra persona, puede ser entendido como algo monetizable, es decir, algo que se puede convertir en efectivo, en dinero. El conocimiento se puede considerar un activo, es decir fuente de ingresos o de derechos de cobro, y la nueva plataforma o lienzo de la monetización y de la puesta en valor del conocimiento, es la red. Desde el apartado de las finanzas personales, al margen de lo que se contempla como profesión, el conocimiento puede ser una posible fuente complementaria de ingresos, que nutre el ahorro y la inversión, que es lo que permite plantear la posibilidad de alcanzar algo de libertad financiera, poder mantener el nivel de vida cierto tiempo, sin necesidad de trabajar o de alterar el nivel de vida.

Ese conocimiento que antes se podía considerar como algo que forma parte de la profesión o del capital humano, hoy se puede contemplar desde la óptica de la fuente de ingresos complementaria, asociado a una contraprestación que se puede generar en varias etapas u oferta de servicios, no solamente intercambiando capital humano o conocimiento aplicado por dinero, que es lo que ocurre cuando alguien trabaja en una empresa o por cuenta propia.

Nos encontramos por una parte con una cierta fragmentación de lo que puede resultar conocimiento monetizable. No solamente alguien que ha recibido formación en recursos humanos o en arquitectura, administración de empresas, albañilería o formación profesional, está en medida de ofrecer su formación, un cierto bloque de conocimiento y experiencia profesional, a cambio de dinero, en el mercado de trabajo. Gracias al desarrollo de la red, hoy en día estamos en la vía de poder monetizar lo que se podría llamar micro-conocimiento, la hoja de cálculo que sirve para presupuestar o hacer una previsión de ahorros futuros, una presentación en sitios como slideshare que tiene contenido relevante sobre un estudio de mercado o una explicación económica, o el tutorial de you tube, que se nutre de publicidad. A este micro conocimiento, se le asocia una micro-monetización.

El segundo punto de apoyo de esta nueva forma de ofrecer un servicio en forma de conocimiento, son las plataformas de micropago, como paypal, y posiblemente otras, respaldadas con medios de pago alternativos como bitcoin o blockstream. Alternativamente a ofrecer conocimiento asociándolo con un precio de venta, se puede considerar la donación, o el crowdfunding como formas de monetizar cierto conocimiento o idea de negocio, dejando a la comunidad que valore lo que se ofrece, no solo desde el punto de vista económico, sino también social. La valoración social del conocimiento toma relevancia en la red, frente a los tradicionales argumentos o ideas económicos de oferta y demanda.

El tercer punto de apoyo de la monetización del conocimiento es el desarrollo del micro star-system, la propia persona, que a través de su perfil profesional o de lo que presenta en las redes sociales, se convierte o se eleva a nivel de bién o servicio, más bién en algo más asemejable al show, o espectáculo, o al de la persona contemplada como ‘bién informador de utilidad para la comunidad‘, de algo que resulta de interés, no necesariamente conocimiento. En otros ámbitos, esto se puede ver con los youtubers que realizan tutorials, y con otros youtubers como el rubius que simplemente ofrecen videos cortos relatando su experiencia con videojuegos o en su vida diaria. Es pues relevante observar, que el conocimiento es solamente una parte de lo que una persona puede monetizar hoy en día, contemplando a la persona como un activo que se ofrece, que uno mismo ofrece a la comunidad.

 

II – La paradoja de la información gratuita

En el entorno del conocimiento, por otra parte, nos encontramos con la red, ante la paradoja de la informació3n gratuita, del conocimiento gratuito, del conocimiento aplicado gratuito o del servicio gratuito, como son los servicios que ofrecen sitios como facebook o linkedin. No cabe duda que a la gente le gusta compartir, opiniones, ideas, o conocimiento, facilitando el aprendizaje o desarrollo de habilidades y conocimientos a muchas personas, que casi siempre éstas últimas desconocen anteriormente. Hoy en día, todo o mucho conocimiento monetizable dentro de las distintas profesiones, está en la red. La cuestión o el cuello de botella, ya no es el acceso al conocimiento, sino el propio aprendizaje, posiblemente una de las nuevas claves de la monetización del conocimiento.

Simultáneamente, se observa también cierta precariedad laboral, la posibilidad de que un trabajo se quede obsoleto, sustituido por el ordenador, o por alguien que realiza ese trabajo de forma más barata en otro país, o en otra empresa, o en otras condiciones laborales, como asesor, o externo de una empresa, en vez de ser empleado indefinido.

La reconciliación de estos dos aspectos puede resultar un tanto inquietante: hoy en día, es necesario aprender más cosas, de forma sostenida, y a ser posible acreditadas, para alcanzar cierta estabilidad laboral o profesional, es decir una monetización estable del conocimiento, ya que muchas de estas cosas, que antes se valoraban con cierta prima, se convierten en algo corriente, no tan básico como leer y escribir, pero que muchas personas están en medida de ofrecer.

Una orientación pluridisciplinar, contemplarse como tal, entender el aprender y el aplicar conocimiento como una habilidad o metadestreza adicional, y adquirir acreditaciones profesionales frente a recibir el tradicional diploma, resultan ser nuevos ejes de la monetización del conocimiento en el trabajo y abren posibilidades de estabilidad en el trabajo, de creación de empleo, de nuevos ingresos, y de libertad financiera.

Puesto algunos de los nuevos ejes de crecimiento de la economía proceden de áreas en los que la tecnología y el conocimiento están presentes, la propia configuración de esta economía debería abarcar nuevas métricas, nuevas formas de medir la nueva riqueza de un país, y de la persona, nociones o valoraciones como el conocimiento interior bruto (CIB), medido en euros o en dólares, o en unidades de valor social, que pueden complementar a una medida más tradicional como puede ser el producto interior bruto o PIB. Esta nueva medida reflejaría las posibilidades que tiene el individuo en posicionar sus habilidades y experiencia profesional a través de micro valor añadido generado con nuevas herramientas disponibles en red, muchas veces gratuitas, o de posicionar bloques reconocidos o más tradicionales de conocimiento aplicado económico, el patente, los derechos de autor, o la marca registrada.

Posiblemente, gobiernos y los bancos centrales deban contemplar la posibilidad de emitir dinero respaldado por el conocimiento generado en la red, cuando ese conocimiento beneficia a otras personas. El conocimiento es un bien social, y la persona debe recibir recompensa por ese valor generado. Nuevas formas de micro propiedad intelectual podrían ser la respuesta a veinte años vista, el ‘knowledge-right‘, o ‘derecho de conocimiento‘, que complementaría al copyright, o derecho de autor, o la ‘explanation mark‘, la ‘marca de explicación registrada‘, que complementaría la marca registrada, lo que se denomina trademark en inglés, ambos aplicables a las hojas de cálculo, blogs, las presentaciones slideshare, o a los vídeo tutoriales.

 

III – La nueva valoración del trabajo y de la persona

Más allá de lo que puedan decir o indicar algunos agentes del mercado, véase empresas, o gabinetes de selección, posiblemente resulta saludable para cada uno, como miembro de la población activa, entender cual es el valor correspondiente a nuestra profesión o trabajo, de forma objetiva, en cuanto a la complejidad y el valor añadido que estamos aportando (más ingresos o menos costes para la empresa o a los clientes), y tratar de acreditar ese valor con varias opiniones, para generar un ‘suelo’ de compensación y de valor profesional monetizable, que una empresa o cliente no pueda echar abajo tan fácilmente, simplemente ateniéndose al mecanismo de oferta y demanda.

Por el momento, la monetización del conocimiento, muchas veces, se realiza en dos tiempos, uno correspondiente a la oferta de información o de un servicio altruista o gratuito para la comunidad, y otro, posterior, que permite ofrecer un servicio añadido o distinto, por ejemplo la publicidad en los vídeos tutoriales de youtubers, que sí se pueden monetizar, gracias a un volumen o número de usuarios interesados o reunidos por un contenido o conocimiento que es gratuito, y a la presencia de anunciantes aglomerados en plataformas de contenido masivo como lo es youtube.

La monetización directa del conocimiento no es algo muy común, la monetización ocurre en la segunda derivada, posterior. Una persona suela utilizar información disponible en la red para tener acceso a ejercicios o explicaciones que luego pondrá en práctica en una prueba de conocimientos que conduce a la acreditación profesional, que es la que le permite monetizar su conocimiento porque está reconocida. Un coach puede ofrecer una sesión gratuita mostrando parte de sus servicios a gente que podría estar interesada, y en una etapa posterior, cobrar al usuario o cliente por servicio más completo. En un marco más tradicional, la persona primero adquiere formación en la universidad, y luego se integra en el mercado de trabajo, aplicando y monetizando su conocimiento adquirido.

Cuando el conocimiento es el activo contemplado, para la persona que lo adquiere, y en concreto para el trabajador del conocimiento (en inglés knowledge worker), cualquier persona que trabaja con ordenador, el uso del tiempo disponible y la posibilidad de moldear ‘tiempo desestructurado’, es el nuevo dinero. Esto, en cierta forma, y la habilidad de aprender, es lo que tal vez, se asemeja más al propio dinero o más bién, al mecanismo de monetización. De nuevo paradójicamente, la persona llanamente interesada en aprender de forma genuina, simplemente por el placer de aprender, es la que puede llegar a realizar estudios complejos como el doctorado en física, que también paradójicamente, se valora en un área aparentemente distinta a la de física como la financiera, y se retribuye generosamente. El aprender por aprender, conocimiento aplicable o aplicado, se vuelve pieza clave en la monetización de ese conocimiento.

La habilidad con el aprendizaje y como abordar el tema de la vocación en el marco de una sociedad de conocimiento, son algunas de las cosas que contemplo en el libro que he escrito, el Compendio de Atenea, que va a publicar en un futuro próximo la editorial unión editorial, y al que podéis tener acceso aquí. Los cursos de formación hoy en día se miden en horas, no tanto en años, una vez entablada la etapa profesional, y esos cursos, se valoran en las ofertas de trabajo. De nuevo, monetización en dos tiempos, y anteriormente, una micro-inversión en formación, sostenida a lo largo del tiempo.

Así mismo, el número de seguidores en facebook o en cualquier blog, o de usuarios en cualquier plataforma, es lo que resulta monetizable para estas plataformas o para otros usuarios, y el acceso a este mercado de consumidores sociales es lo que empresas más tradicionales de consumo, o una entidad financiera que ofrece servicios de este tipo, pueden valorar, respecto a una comunidad cuyo objeto de inicio o fundamental, es o puede ser simplemente social. Resultan entonces muy relevante para las empresas y la propia formación del individuo, los aspectos relacionados con el comportamiento y la sociabilidad de la persona y de una comunidad. Entender como funciona la convivencia resulta algo de lo más provechoso hoy en día en el entorno de redes sociales. Esta forma de plantear la economía, no tiene mucho que ver, con lo que se ha venido viviendo y observando hasta ahora. Se aleja de baremos competitivos, favoreciendo lo social, requiere mayor cercanía con la comunidad, pide muchas veces, que lo que se ofrece, sea genuino, y no manipulado por una publicidad alejada del día a día de las personas.

5Frente a todos estos cambios, podemos dedicarnos a cultivar nuestra pequeña parcela propia de conocimiento con nuestras propias habilidades, con la óptica de un ‘artesano del conocimiento‘, centrado en entender los componentes del valor añadido que genera ese conocimiento, que puede ser modesto, y de cuidar su presentación final como lo hacía Stradivarius con sus violines, para el cliente que sea, interno, dentro de una empresa, o ajeno a la empresa o a su trabajo, en la comunidad. Esta actitud del artesano, aplicado al conocimiento, conocimiento descompuesto en bloques lógicos que aplanan la complejidad, y puesto de manifiesto con ordenadores, genera sensación de empoderamiento y permite dejar de lado o ir más allá de toda una serie de posibles argumentaciones o críticas procedentes del jefe o del directivo, si la situación es la de ser empleado o subordinado dentro de una jerarquía empresarial o de un tejido de negocio interdependiente. Con esta óptica del artesano, el trabajo rutinario deja de ser aburrido y cobra relevancia y significado, en sí.

Para fortalecer o favorecer la situación de libertad financiera, la persona puede tener un eje profesional principal, derivado de una carrera, pero también de una o más acreditaciones profesionales, que permitirá tener una comunidad profesional de apoyo. Desde esta base laboral, puede contemplar posibilidades añadidas o complementarias de posicionar o aprovechar su conocimiento o experiencia ofreciendo micro-conocimiento o aprendiendo en comunidades como quora, sobre algo que resulta relevante y de utilidad en su propia actividad profesional.

Eso requiere flexibilidad en la forma de abordar la etapa profesional, formas de reflexionar laterales y no solamente lineales, conciencia del nuevo papel sostenido de los micro-cursos de formación, y resiliencia, para mantener el equilibrio en situación de cambio permanente generado por una diversidad de opiniones en las redes sociales. Parte de la solución está en la propia comunidad, en formar parte e integrarse en alguna o varias comunidades en red, e ir moldeando la relación con esa comunidad, entendiendo como contempla el día a día. La sensación de comunidad y el grado en el que uno está integrado en ella, puede resultar a fin de cuentas, lo más provechoso en cuanto a monetización de conocimiento, y la comunidad y todos sus ejes de actuación, es lo que vendrá a ser uno de los puntos finales de la globalización en España, y en general.

Eric Bernard, analista financiero acreditado, miembro del instituto español de analistas financieros (publica artículos bajo el alias kihavah & shark)