Diario de una preahorradora

Como primer post de Diario de una preahorradora, me parece correcto contaros quién soy, a qué me dedico y lo más interesante para todos los lectores, de qué hablaré en el blog.

Me llamo Leticia, nací en Madrid hace ya casi 30 años y vivo en Madrid. Desde hace unos meses comparto casa con Charly, mi novio.

En la actualidad trabajo en Preahorro desde hace cinco años, ayudando a miles de personas a que tengan una gran libertad financiera y así vivan más felices y tranquilas sin preocupaciones económicas. Me gusta mucho mi trabajo y con él me paso muchas horas al día casi sin darme cuenta.

La intención y el motivo de crear este “diario” es el poder contaros mi experiencia personal sobre cómo logré conseguir una libertad financiera más elevada que la media de la gente de mi edad. Todo ello sin un gran sueldo y sin privarme de las cosas que más me gustan en el mundo y, que por desgracia, no suelen ser muy baratas: viajar y conciertos de rock.

Además, como he comentado antes, desde hace seis meses vivo con mi novio, lo que ha hecho que se multipliquen mis gastos fijos y haya tenido que reestructurar mis finanzas personales. Pero, por si esto fuera poco, antes de estos últimos seis meses estuvimos un año reformando el piso en el que ahora vivimos. Un año de facturas, obras, desconocidos entrando y saliendo de casa, incumplimientos de contrato, muebles que nunca llegaban, muebles que llegaban a medias, dolores de cabeza… En fin, todo lo que podía salir mal, salió fatal y reparar los desperfectos nos llevó más tiempo de lo que pensábamos.

Pero el bajón que dieron los números en nuestras cuentas corrientes fue inversamente proporcional al subidón de felicidad que sentíamos al ver cómo poco a poco llegábamos a nuestra meta a base de esfuerzos, dolor, sacrificios, sudor y lágrimas. Bueno, lo mismo estoy exagerando un poco. En realidad ni fueron tantos esfuerzos ni hubo tantos sacrificios, más bien llegamos gracias a la constancia de haber seguido una serie de acciones en el pasado que nos permitieron no caer en los dichosos préstamos bancarios, es decir, deudas con el banco, es es decir, el error más típico de cualquiera en esta situación. Error que nosotros no cometimos, aunque sí cometimos otros que os contaré más adelante para que vosotros no caigáis en ellos.

También he de confesar que tenía algunas ventajas a mi favor, pues trabajar en Preahorro y formarme sobre finanzas me catapultó a crear mi propio colchón de emergencias y poder tirar de él cuando más lo he necesitado, para no endeudarme. 

Reconozco que crear un colchón no me pareció difícil, lo conseguí como por “arte de magia”. Lo más difícil fue empezar, romper el hielo, agarrar las riendas de mi propia vida y reemplazar los malos hábitos por los buenos. Fue cuestión de formación y autodisciplina. Después sólo fue coser y cantar.

Pero esto no siempre fue así. Yo antes de formarme era bastante manirrota, me metí en algún que otro problema económico y no tenía ningún tipo de control sobre mis cuentas. En definitiva, iba como un pollo sin cabeza en el mundo de las finanzas y hablar de dinero me daba alergia, me parecía incluso grosero hablar de ello en público. ¡Qué equivocada estaba!. En el siguiente post os contaré qué fue lo que me hizo click en la cabeza para cambiar completamente el rumbo y convertirme en una de las mejores ahorradoras que conozco.

2 comentarios en “Diario de una preahorradora

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