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La generación light de consumidores descafeinados

Guillermo Moreno Cuevas

Vive por debajo de tus posibilidades, es una de las mejores ideas que puedes sacar de la lectura del libro de Luis Pita. La sociedad del consumo en la que, queramos o no, vivimos inmersos, tiene que ser consciente de cuáles son, en realidad, las posibilidades financieras de cada uno.

Esto que voy a decir es muy duro y para algunos, hasta difícil de asimilar. Según nacemos, desde el primer momento, estamos más pre-condicionados de lo que los medios, las marcas y la sociedad nos quieren hacer  creer. La cruda realidad es que tan sólo un selecto club, una minoría de “super craks”, destacará por sus méritos académicos o profesionales.

Vivir bien, como hasta la fecha y dentro de entornos socioeconómicos determinados, habían vivido nuestros padres, cada vez será más complicado. Sobre todo si tienes mala gestión de tu economía familiar, falta de sangre en las venas o un trabajo mediocre. La época en la que todos en menor o mayor medida vivíamos bien, veraneábamos, consumíamos y en definitiva íbamos a más, finalizó. Como dijo el genio de Ortega “Yo soy yo y mi circunstancia”, y sí, es muy cierto que las circunstancias, para bien o para mal, condicionan en mayor o menor medida nuestro poder adquisitivo y nuestro nivel de vida presente y futuro. La crisis está acentuando esta situación y cada vez es más difícil conocer a alguien que mantenga un buen nivel de vida adecuado a su poder adquisitivo. Tenemos que mirarnos más al espejo y ser conscientes de quiénes somos y quiénes no somos, también a la hora de consumir, qué podemos y qué no podemos comprar. Hay que evitar entrar en la dinámica del endeudamiento y buscar fórmulas que nos permitan vivir sin esta dependencia económica a la financiación ajena.

Las posibilidades de cada persona, definitivamente, no son las posibilidades de disponer de crédito y financiación bancaria (como algunos economistas progres nos quieren hacer creen). Una hipoteca, un pago aplazado y demás inventos financieros pueden ahogarnos y traernos futuros problemas por la incertidumbre que reina sobre todo en el mercado laboral.

Las posibilidades reales de cada persona son lo que puedo gastar al mes, cubriendo por un lado mis necesidades y habiendo ahorrado antes, una cantidad importante para lograr la deseada “libertad financiera”. En “mis necesidades” hay que meter gasto en vivienda, gasto ropa, calzado, comida, facturas y ocio. Si una persona gasta más de lo que puede y se endeuda, caminará por un peligroso desfiladero del que seguro que antes o después acabará precipitándose al vacío.

Consumir por Urgente o por Importante:

En relación el tema, hoy quisiera plantear la formula del consumo racional de lo urgente frente al de lo importante. Por poner un ejemplo de consumo y muy al hilo de la temática que nos atañe, ¿Cuándo es importante cambiar de coche y cuando es urgente?

-¿Es importante cambiar de coche porque saquen un nuevo modelo, porque mejore profesionalmente o tenga que demostrar a los demás mi estatus?

Debemos ser cautelosos y evaluarlo con detenimiento pero en principio, las expuestas, no tienen que ser prioridades vitales que impulsen la compra de un nuevo coche.

-¿Es urgente cambiar de coche cuando éste se averíe, tenga un accidente y el coste de la reparación supere el valor del mercado del mismo?

Sí, ahí es urgente que busquemos un coche que cubra nuestras necesidades y, si podemos, mejor de segunda mano para lo que recomiendo la lectura de esta web.

El ejemplo de consumo expuesto se puede aplicar a cualquier comportamiento de consumo que se nos pueda plantear en nuestras vidas.

El fin de la “titulitis” de los 90:

La generación que nació en los años 60 y que vivió, sin lugar a dudas, el mayor crecimiento económico y de mejora de calidad de vida que ha existido hasta la fecha, veía como “suficiente” para mantener un buen nivel de vida adecuado el estudiar tal o cual carrera para “asegurarte un futuro”. Más tarde era “súper importante” sacarte un Máster o un MBA.  La realidad es que hay que desterrar esa idea, pese a que es cierto que el saber no ocupa lugar y que es indispensable si queremos pensar por nosotros mismos, hoy por hoy, la formación no nos asegura nada.

Lo importante, lo que realmente se valora y que nos hará sobrevivir a este mundo competitivo son la aplicación de la inteligencia económica familiar, las habilidades y capacidades profesionales  de cada uno y no nuestros títulos (importantes pero no determinantes).

Guillermo Moreno Cuevas

Analista de tendencias de mercado

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Dónde comprar cada cosa al hacer la compra

Todos sabemos que eligiendo correctamente el supermercado donde hagamos nuestra compra podemos ahorrar una gran cantidad de dinero. Aún así, debemos ponderar si nos conviene ir a un supermercado más lejano, que nos implique coger el coche o ir más lejos, con la consecuente inversión de tiempo que esto nos supone. Al final, y pese a saber que otros supermercados son más económicos, acabamos yendo al mismo de siempre pues, al fin y al cabo, somos animales de costumbres.

Ahora bien, vamos a intentar salir de nuestras costumbres en favor de nuestros bolsillos. Y es que no sólo es cuestión de identificar el supermercado más barato de nuestros alrededores, sino de qué productos son más baratos dependiendo de dónde se vendan. Porque, en función de la cadena de supermercados, encontraremos determinados productos más económicos que en otros, con el consiguiente aumento de ahorro.

Sí, es cierto que esto implica más tiempo y movilidad, por eso es conveniente planearlo bien decidiendo la ruta que vamos a seguir para optimizar el proceso. Y, en realidad, esto es muy bueno para nosotros, ya que de esta manera haremos una lista de la compra muy meditada, de modo que evitaremos comprar productos superfluos o fruto del capricho momentáneo.

Esta lista y este recorrido derivado de la comparación de precios entre supermercados deberemos revisarla cada cierto tiempo por si el equilibrio de precios cambia y atentos siempre a las diferentes ofertas que salgan.

Y para que vayáis empezando, hoy os traemos una infografía que hace ese recorrido de la compra. Ahora os toca a vosotros comparar precios y decidir dónde os conviene comprar cada producto.

Las marcas blancas

Como sabemos, las marcas blancas representan una opción muy recomendable desde el punto de vista del ahorro. Casi todas las superficies comerciales poseen una marca blanca propia, que podemos encontrar junto con el resto de marcas comerciales que no son distribuidoras. Ahora bien, ¿realizamos correctamente la comparación? ¿Sabemos exactamente qué estamos comprando?

Porque, tras el gran auge que las marcas blancas han experimentado en los últimos años, donde podemos encontrar casi cualquier producto, tanto el consumidor como el mercado en si deben adaptarse a esta nueva situación. Y lo que caracteriza a estos productos es, como decimos, que son más económicos que los de los fabricantes tradicionales. Por tanto, a la hora de ahorrar, muchos se decantan por esta opción. Sin embargo, se deben tener en cuenta determinados factores.

¿Por qué son más baratos estos productos?

Sencillamente porque las empresas que los fabrican llegan a acuerdos con las empresas distribuidoras, facturando estos artículos más baratos a cambio de conseguir un mayor volumen de ventas. Así, los fabricantes ahorran dinero en marketing consiguiendo una línea de negocio al margen de sus propios productos.

Pero ¿son realmente más económicos?

Cuando un consumidor compra lo que hace es comprar los precios, por lo que, a veces, algunos productos pueden parecen baratos porque, en realidad, está colocados al lado de uno caro. Por otro lado, las marcas blancas suelen jugar con los formatos, aprovechando el hecho de que no tienen una tradición en los artículos, por lo que al cambiar los tamaños, las composiciones, etc. los consumidores no lo ponderan con claridad.

Además, la calidad de estos productos es algo que debemos valorar, ya que los controles de estos productos pueden ser menores. En el caso de los artículos de primer precio, que casualmente son los más baratos, la pérdida de calidad suele ser muy importante. Lo que debemos hacer es averiguar quién se encuentra detrás de una marca de distribución, sin más que revisando el envase.

En definitiva, las marcas blancas son una buena opción pero hay que tener en cuenta varios factores antes de comprar: calidad, fabricantes, composición, comparación verdadera de precios, etc.

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La Ley del 33%, una buena idea para vivir con tranquilidad

Guillermo Moreno Cuevas

Me hace mucha gracia el chiste que un amigo me contó a principios de este año, decía que este año era el del consumismo, me dijo que iba a estar la gente con su mismo coche, con su mismo traje, con su mismo trabajo etc. Pues no andaba muy desencaminado el chiste, la verdad, es que en esta última recta final de año si miramos atrás nos daremos cuenta de cómo hemos vivido estos últimos tiempos y cómo en mayor o menor medida, somos culpables de la situación actual.

La crisis inmobiliaria y crediticia tiene la culpa, yo no digo que no pero también son culpables todas las familias que vivían por encima de sus posibilidades. Pero se comportaban así, por que no aplicaban la Ley del 33%.

Esta ley de razonamiento básico nos dice lo siguiente:

*Por ejemplo, si nuestros ingresos familiares son de 2000€.

Solo podríamos destinar 660€ al mes a la vivienda.

660€ directamente al ahorro (por lo que pueda pasar en un futuro).

660€ al consumo (comida, ropa, transporte etc).

Muy pocas familias encajaban en este modelo económico lógico y solían destinar más del 60% de sus ingresos a la compra de su vivienda, el ahorro y el dinero destinado a vivir eran lo mismo. Total, si mi casa se revaloriza a estos ritmos, es mi patrimonio, mi plan de pensiones y mi mejor inversión.

Es complicado hacer entender esto a alguien de la generación del boom inmobiliario. Generaban más rendimiento económico sobre la inversión inmobiliaria que por los rendimientos del trabajo. Está generación que ahora tiene entre 40 y 55 años y pertenecen a la clase media española, vivió el apogeo de los buenos tiempos y solía responder al siguiente modelo económico;

A mediados de los 90 casados, con hijos y con cierta estabilidad laboral, compraban su 1ª casa en 30.000.000 de las antiguas pesetas (180.000€). Para ello invertían sus ahorros y contrataban una hipoteca de hasta el 90% del valor total de la casa. Pese a que los tipos de interés eran muy altos, podían asumir la deuda contraída a 20/25 años con tranquilidad. Ocho o diez años después, por el incremento del precio derivado de la salvaje especulación, pasó a valer en algunos casos, hasta 3 veces más. Sin embargo, los ingresos mensuales familiares eran los mismos o sólo habían variado el IPC anual, pero las familias se sentían con mayor poder adquisitivo más ricas.

Total si mi casa cuesta más de 500.000 €:

¿Por qué voy a conformarme con este coche de dos millones de pesetas?

¿Por qué voy a conformarme con el veraneo de siempre en San Juan, Benidorm, Gandía o Laredo en la casa de los abuelos?

Entonces sí, nos creímos alemanes, creció la demanda del BMW 530, el A6 o el súper todoterreno (fundamental para ir a buscar a los niños al cole o hacer la compra semanal).

Entonces sí, lancémonos al mundo del lujo y el desenfreno, comprémonos un apartamento en Marbella (o periferia), Almerimar Golf, Santi Petri, Costa Ballena, Puerto Sherry,  y así un sin fin de barbaridades urbanísticas que destrozaron el litoral a golpe de ladrillazos y endeudaron aún más a nuestras familias durante la segunda mitad de la década de los 90 y principios de los 2000.

Y esto solo son algunos ejemplos de locura consumista que nos han llevado a la situación actual.

En los últimos años y debido a la coyuntura económica que nos está tocando padecer, todo esto se acabó. A similares niveles socioeconómicos las familias están abocadas a adaptarse a esta nueva situación de consumo. Mi opinión, es que pese a las dramáticas y no desestimables consecuencias que para algunos sectores de la sociedad está teniendo la crisis, podemos sacar cosas positivas.Las familias Españolas deben aterrizar en el mundo real. Pasar del consumismo desacerbado que lleva a un peligroso endeudamiento, a un consumo más racional y adaptado al verdadero poder adquisitivo de cada familia.

Seguro que aprenderemos de nuestros errores y cuando vuelvan las vacas gordas, no tropezaremos de nuevo en la misma pierda o si, sólo el tiempo nos dará la solución.

Guillermo Moreno Cuevas

Analista de tendencias de mercado

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Hay que estar en las nubes

Uno de los términos informáticos que más de moda están en los últimos tiempos es el Cloud Computing, o computación en la nube.  Pero, ¿qué es eso del Cloud Computing?

Vamos a suponer que somos el gerente de una empresa y, por tanto, somos responsables de un montón de cosas para que ésta funcione lo mejor posible. Entre estas responsabilidades se incluye asegurarnos que todos los empleados tienen lo mejor en cuanto a hardware y el software que necesitan para hacer su trabajo, siempre en función de nuestras posibilidades, claro. Pero no se trata sólo de comprar ordenadores para todo el mundo, ya que también hay que comprar software o licencias de software para dar a los empleados las herramientas que necesitan. Y siempre que contratemos a un nuevo empleado tendremos que comprar más software o asegurarnos que la licencia de software actual permite el acceso a otro usuario. Y, aparte de un embrollo tremendo, esto implica un enorme gasto de dinero.

Por suerte, existe una alternativa. En lugar de instalar una licencia de software para cada equipo es posible usar una aplicación vía web. Esta aplicación web permite a los trabajadores acceder a un servicio online que alberga todos los programas que el usuario necesita para su trabajo. Este servicio online es propiedad de otra empresa por lo que es ésta la encargada de que todo funcione correctamente. Y eso sería todo.

De esta forma, pagamos sólo por lo que usamos, y nos olvidamos de actualizar programas o comprar más licencias. Y, además, puesto que estamos trabajando desde Internet, todas las aplicaciones son compatibles con cualquier sistema operativo y podemos acceder a ellas desde cualquier dispositivo, ya sea ordenador de sobremesa, portátil, smartphone o tableta. Esto significa que no necesitamos encontrarnos físicamente en la oficina para trabajar. Es ahí donde el concepto de teletrabajo entra en escena. Habrá empleados que puedan trabajar desde casa, con el consiguiente ahorro de luz, limpieza, transporte, etc.

Y para todos aquellos que esto os parezca muy complicado, pensad en cuánto tiempo lleváis usando el correo electrónico. ¿No entráis en Gmail o en Yahoo o en Hootmail para ver vuestro correo? ¿No podéis hacerlo desde el ordenador de un amigo o desde vuestro smartphone? Y los correos siempre están ahí, ¿verdad? Pues eso es porque vuestro correo está alojado en la nube, es decir, estáis usando el Cloud Computing.

Así, desde el e-mail al procesamiento de textos o a los programas de análisis de datos complejos: esto es el Cloud Computing.

Piensa en todo lo que te va a ahorrar.

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El Cayenne ya no cabe en tu garaje. Amigo, es hora de buscar nuevas opciones

Guillermo Moreno Cuevas

Si te sobra el dinero, ve al concesionario de la marca de coche que más te guste, fíjate muy bien en los extras, elígelos todos y cómprate el que te de la gana y no sigas leyendo. Ayudarás a una industria afectadísima por la crisis y serás “él mas cool”. Sin embargo, si te importa, te cuesta ganar el dinero y quieres comprarte un coche, te recomiendo esta lectura.

¿Pero puede un coche cubrir mis necesidades sin necesidad de arruinarme? Te demuestro que .

El incremento en la venta de los coches de segunda mano es evidente. La crisis ha acelerado y multiplicado el número de ventas de estos coches usados, pero no es sólo este el factor determinante. Se acabaron los Leasing, Renting y demás formulas de “coche de empresa”, cada vez son menos las empresas que pueden permitirse el remunerar en especies a sus empleados, por lo que muchos de los potenciales usuarios de estos flamantes modelos de coche se han pasado a valorar otras opciones.

Este año casi el 75% por ciento de los coches que se venden son de segunda mano. ¿Pero esto es bueno o malo?, es malo para la industria, miles de concesionarios están condenados a desaparecer o reconvertirse en compraventas multimarca y bueno para los usuarios que conducen el coche que quieren y necesitan sin endeudarse en exceso ni gastar más de lo imprescindible.

Por lo tanto, si estás pensando en comprar un coche de segunda mano y no cometer errores, te doy unos consejos fundamentales para no equivocarte.

1. No compres coches que veas en la calle, suelen ser de compra-ventas” trapicheros”. ¡Ojo con estos vehículos!

2. Mejor de particular a particular. Comprar un coche a un particular que necesita dinero, se cambia de país por motivos laborales etc, es una de las mejores opciones.

3. Ahora más que nunca, fíjate que el coche no esté embargado.

4. Cuidado con los coches con matricula extranjera (además de las estafas tipo fishing de internet), pueden darte problemas a la hora de adaptar el coche a las normativas especificas del país y los km suelen estar manipulados.

5. Nunca comprar un coche con más de 5 años ni con más de 70.000 Km. La mejor manera de obtener una buena relación calidad precio es comprar un coche que tenga entre 1 y 5 años y que tenga menos de 70.000km.

6. Si es de segunda mano, mejor de gama media o alta. Si tienes hasta 9.000€ y quieres un coche pequeño, mejor cómpratelo nuevo, sale mejor y se devalúan menos. Si por el contrario quieres un coche medio o alto, bucea por internet y encontrarás verdaderas oportunidades.

7. El dinero entrégalo en el momento en el que te den las llaves.

8. La mitad del valor (entre el 35% y el 50% dependiendo modelos) se pierde en los 3 primeros años. Tenlo en cuenta para valorar las opciones de compra.

9. Ten cuidado con los Km y con el libro de mantenimiento. Sin obsesionarse, es recomendable mirar el desgaste de la palanca de cambios, del lateral del asiento del conductor y del desgaste de los pedales. Son elementos que no se suelen cambiar, y que nos dirán rápido si se trata de un engaño o si realmente tiene los km que indica. Hasta los 100.000Km estos elementos no suelen tener un desgaste acusado.

10. Los trámites, mejor en una gestoría. Por muy poco dinero podemos evitar disgustos.

11. Busca modelos con poca demanda, encontrarás mejores precios a iguales características, evita el GOLF, el MINI, AUDI A3 o el Serie 3 de BMW.

12. Los extras en el coche no se valoran en la segunda mano, pero si pueden ayudarte a decidirte por uno o por otro y a negociar con el vendedor.

13. La póliza del coche, si éste tiene más de 3 años no compensa a todo riesgo, siempre a terceros o con franquicia.

14. Por último y como se suele decir no por ello menos importante, no compres el coche “nunca” a un amigo, si sale mal puedes perder la amistad.

Ahora bien, cada caso particular es un mundo, las necesidades de una persona y otra varían radicalmente. No son las mismas necesidades las de un autónomo, que las de un comercial, que las de una familia o que las de un universitario. Cada uno necesita un modelo que se adapte a sus necesidades, pero si te decides por un coche de segunda mano, mira bien qué te quieres y puedes gastar. No te compres un coche que no puedas pagar, mantener y sobre todo disfrutar. Recuerda los coches están para estar al servicio del propietario y no al contrario. No hagas caso a los que dicen “y si te sale malo”, todos usando el sentido común, sabemos que riesgo queremos asumir y a que coste. Por 10.000€, puedes comprar un coche que perfectamente se adecue a lo que busques y que te salga bien para 3/4 años por lo que te sale el coche a unos 2500€ al año. Cuando el coche quieras venderlo podrás recuperar unos 1500€ de valor residual, te servirán para atenuar el coste anual del uso de tu coche.

El cambio de época económica se confirma con esta tendencia de compra de coches de segunda mano. Si señores, para muchos se acabó la época dorada del coche diez, (es decir el que la gente compraba a diez años). El Cayenne, Tuareg, el X5 y el Q7 aparecían como setas. Durante estos años, no había “nuevo rico” de urbanización del extrarradio que en España no quisiera uno. No con muchas dificultades en esta época pasada, poco a poco y mes a mes, maniobrando mucho el coche y sus finanzas lograban aparcaba el coche en su garaje. Si, lo había conseguido, estacionaba su Flamante Todoterreno, entre la “maldita” columna, el z4 del vecino, las bicicletas de los niños, los palos de golf sin estrenar y sus aspiraciones más “Maslowniananas”.

El reajuste económico social se refleja también en este cambio de tendencia del consumidor a la hora de comprar coche.

Guillermo Moreno Cuevas

Analista de tendencias de mercado

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Ahorra dinero: pásate a los pañales de tela

Hace poco comentábamos si, cuando comprábamos cosas para nuestros hijos, sobretodo cuando son bebés, realizábamos una buena compra en calidad-precio y si de verdad necesitábamos eso que estábamos comprando. Y todo esto se acrecentaba aún más si se trataba del primer hijo.

Pues bien, hoy hablamos de uno de esos artículos de los que no nos podemos librar pero en los que hay mucha variedad, tipos, calidades y, sobre todo, precio: los pañales.

Y es que un reciente estudio de la OCU estima que las familias gastan 1071 euros en pañales desechables por cada hijo, mientras que el gasto de los que compran pañales de tela está en torno a los 480 euros. Se trata, pues, de un ahorro más que notable. A lo que habría que añadirle los beneficios para el medio ambiente siempre y cuando los lavemos con agua fría y llenando la lavadora. Y es que se estima que una familia tendrá que comprar de media entre 4000 y 5000 pañales desechables por unos 20 ó 30 pañales de tela que durarán todo el tiempo en que los necesite el bebé.

Por esta razón, a todos aquellos que ya sois papás o lo sereis en breve os preguntamos: ¿usaríais pañales de tela para ahorrar? Pasaríamos de la comodidad del “usar y tirar” para volver a lavar los pañales ya sea a mano o en la lavadora. Y, aunque esto generaría gasto de agua y luz, aún así seguiríamos ahorrando mucho.

Mercadona elimina prejuicios y modifica los hábitos de consumo, también en el barrio de Salamanca

Liderado por Juan Roig y en plena crisis cárnica española, Mercadona no para de crecer, está presente en casi toda España y con sus “SIEMPRE PRECIOS BAJOS” ya se ha convertido en el nuevo rey de la distribución comercial nacional. Sorprendentemente, todo ello sin grandes campañas publicitarias y sin apenas esfuerzo de marketing. El éxito, además de radicar en otros factores como la correcta gestión de sus recursos humanos y llevar a cabo una ambiciosa estrategia empresarial, se debe principalmente esta en estar cerca del cliente y satisfacer las necesidades del hogar. Y todo ello con pocas marcas de cada producto. Destacar también lo vital que para la firma es la oportuna localización de los establecimientos, que se sitúa tanto en residenciales consolidadas, como en zonas de nuevo desarrollo.

Mercadona sentencia de muerte el concepto del “gran hipermercado” al que estábamos acostumbrados,  instaurado en la década de los 90 y consolida el auge de la “mediana superficie” como el modelo de éxito que mejor se adapta a las demandas de los consumidores y que mejor rentabiliza la empresa. La competencia lo sabe bien y ya están adaptándose a la velocidad de la luz a esta nueva tendencia: Carrefour Express o SuperCor son las mejores representaciones. Además, Mercadona lidera la obtención de beneficios y la creación de empleo en el 2011 y, pese a la dramática situación de España, también en el 2012.

Me gustaría destacar el cambio de mentalidad y la modificación de los comportamientos de compra que se ha producido en los últimos tiempos en el consumidor español. Hacendado, como marca, representa mejor que ninguna este cambio de tendencias en el consumo. Gracias a Mercadona, comprar las anteriormente conocidas como marcas blancas, actualmente muchas de ellas marcas propias de la distribución, ya no es un “cliché”. Sociologicamente es interesante este cambio en el modelo de consumo de la clase media española, sociedad culturalmente “marquista”, y que no hace mucho veía con recelo este tipo de marcas consideradas “de segunda”. Gracias a Mercadona la sociedad ha superado este “techo de cristal” y actualmente hace gala de comprar Hacendado.

Mercadona, al excluir a muchas de las marcas tradicionales de sus góndolas para dejar espacio a su marca de distribución, poco a poco se está convirtiendo es un modelo claro de supermercado “hard discount”.  Modelo que triunfó en Alemania después de la caída del Muro de Berlín para igualar a los alemanias, y que más tarde entró en España de la mano de supermercados como ALDI o LIDL. Sin embargo, estos últimos supermercados si que se siguen generando cierta desconfianza en los consumidores medios que tan sólo compran sus famosos chocolates o yogures dejando de lado otros como la fruta, la carne o el pescado. El mejor marketing es el que no cuesta dinero, pero conseguirlo es tarea casi imposible y que tan solo unos pocos pueden alcanzar. Esto lo ha logrado Mercadona en gran parte gracias a su marca, en la calle jóvenes y mayores coinciden en destacar lo buena que es la marca Hacendado.

Además, recientemente se atacó directamente a la marca en dos sonadas ocasiones. Una de ellas, por un supuesto componente cancerígeno en sus cremas, y por otro lado, por el televisado robo a manos del alcalde “revolucionario Gordillo” y sus secuaces de Marinaleda. Lo que se deduce de ambos ataques es, por un lado, el comportamiento ejemplar de la empleada de Mercadona (clase media), que se enfrentó e incluso fue agredida (político) al intentar evitar el robo. Y en el segundo caso, la impecable gestión en la retirada y devolución del dinero de los productos que contenían dicho componente dañino. La opinión pública española ha dado un “10” a Mercadona y a sus empleados. Esto acabara repercutiendo positivamente en la imagen de marca de la compañía.

Pero, en mi opinión, el mayor exponente de este cambio de mentalidad en la sociedad española es el aterrizaje de Mercadona en la “milla de oro” madrileña en marzo de 2012. No conozco los resultados concretos de dicho supermercado, pero siempre que paso por delante, veo largas colas y mucho carro en movimiento, por lo que supongo que está modificando los hábitos de consumo de la zona. Y si el barrio de Salamanca ya ha cruzado la línea, el resto ya estará en posición de salida.

Guillermo Moreno Cuevas

Analista de tendencias de mercado

¿Vienen los niños con un pan debajo del brazo?

Sí, pero se lo comen enseguida. Los que vivís la peliaguda aventura de ser papás, sin duda sabréis que una de sus características es lo costoso que es. Hay mil archiperres para los niños, de todas las edades y para cualquier cosa. De todo y, además, carísimo. Las marcas comerciales son expertas en hacernos creer que nuestro hijo no puede pasar sin tal o cual cacharro y, claro, caemos (nosotros o algún familiar próximo, generalmente los abuelos) y al final lo compramos. Y, así, vamos acumulando trastos inútiles en su mayoría y, lo que es peor, vamos gastando dinero que podríamos aprovechar mejor.

Aunque si se sabe buscar y aplicar el sentido común sobreviviremos a esa intrincada etapa llamada infancia (para caer en la no menos apasionante adolescencia; claro, esto no ha hecho más que empezar…). Es decir, de lo que se trata es de saber discernir si, a eso que vamos a comprar, de verdad le vamos a sacar el provecho de lo que cuesta (y lo que ocupa) y si de verdad es imprescindible. Los que tengáis varios hijos coincidiréis en que hay algunos productos que sólo usasteis con el primero de ellos. Otros archiperres es posible que los uséis sólo porque ya los tenéis pero si los tuvieseis que comprar ahora seguramente no lo haríais.

Porque, como ya hemos dicho, en el mercado hay de todo y para todo, pero también lo hay a muy variados precios. Sin embargo, tenemos esa fea costumbre de creer que porque es más caro, es mejor. Bien, se trata de nuestros hijos, y todos queremos lo mejor para ellos, pero no caigamos en ese tópico porque sí. Si ya hemos decidido que sí, que nosotros o nuestro hijo necesita ese determinado producto, no debemos lanzarnos a su compra de buenas a primeras. Hay que comparar productos, con diferentes calidades y precios. Es decir, la comparativa calidad-precio. No siempre lo más caro es lo mejor.

Por último, animaros a echar un vistazo al mercado de segunda mano. Hay cosas muy buenas, tiradas de precio y prácticamente nuevas (los niños crecen muy rápido, tal vez demasiado). Y no sólo al comprar, también cuando vuestros hijos han crecido y ese producto ya no os es necesario, ponedlo a la venta. En Internet hay sitios especializados. Liberaréis espacio en casa y conseguiréis un dinerillo extra, que nunca viene mal.

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¿Quieres ahorrar (más) dinero en tus vacaciones? Apúntate al couchsurfing

A principios de mes ya te dimos algunos consejos para ahorrar dinero en tus vacaciones y poder pasar unos días de descanso gastando la menor cantidad de dinero posible. Hoy te vamos a hablar de otra de las opciones que te hará gastar muchísimo menos dinero.

Se trata del couchsurfing, un servicio de hospitalidad que te permite no hacer gasto de alojamiento a la vez que conoces nuevas culturas. La filosofía del couchsurfing es sencilla: si quieres ir de vacaciones a un punto determinado del planeta, puedes darte de alta en una red propia y buscar si hay personas que vivan en esa ciudad. Si las encuentras, esas personas se comprometen a darte alojamiento e incluso comida. A cambio tú no tienes por qué darles nada durante ese tiempo, pero debes estar dado de alta en tu ciudad para ofrecer tu casa en caso de que esa o cualquier otra persona necesita alojamiento y comida. Si alguien de la red va a tu ciudad, serás tú el que deba darle alojamiento.

El couchsurfing no solo va asociado al ahorro, sino también a las experiencias. De este modo, el residente también se compromete a guiar al visitante, hacerle rutas turísticas, llevarle a eventos sociales y culturales… De este modo, el turista se sumerge de forma íntegra en la idiosincrasia del lugar en cuestión.

Hay varias redes de couchsurfing, pero te vamos a recomendar la mayor: CouchSurfing.org. Date de alta, encuentra un destino… y prepárate para ahorrar.